El FBI ha comenzado una investigación sobre un posible ciberataque a la campaña presidencial de Donald Trump, tras acusaciones de que Irán podría estar involucrado en el incidente. Aunque la oficina no mencionó explícitamente a Trump o a Irán, sí confirmó que está investigando una «intrusión cibernética en las campañas» reportada en diversos medios.
El pasado sábado, la campaña de Trump sugirió que Irán estaba detrás de un intento de hackeo que resultó en el envío de documentos internos a periodistas, incluyendo información sobre J.D. Vance, el compañero de fórmula de Trump. Esta declaración se produjo después de que el sitio web Politico comenzara a recibir correos electrónicos anónimos con documentos confidenciales.
Steven Cheung, portavoz de la campaña de Trump, afirmó que los documentos fueron obtenidos ilegalmente por «fuentes extranjeras hostiles a Estados Unidos» con la intención de interferir en las elecciones de 2024 y desestabilizar el proceso democrático.
Un informe de Microsoft publicado recientemente señaló que piratas informáticos vinculados al gobierno iraní intentaron acceder a la cuenta de un alto cargo de la campaña presidencial en junio, aunque no se revelaron más detalles sobre la identidad del funcionario afectado. Cheung declaró que los iraníes temen que Trump vuelva a la Casa Blanca y termine con su «reino del terror», como lo hizo en su primer mandato.
El Departamento de Estado de EE.UU. advirtió a Irán sobre las posibles consecuencias de su injerencia electoral, subrayando que el régimen iraní ha intentado socavar las democracias durante años. Vedant Patel, portavoz del Departamento de Estado, aseguró que Estados Unidos está preparado para tomar medidas contra Irán si se confirma su responsabilidad en el ataque.
El Consejo de Seguridad Nacional, por su parte, ha remitido las preguntas sobre el caso al FBI y al Departamento de Justicia, aunque ha recordado un informe previo de inteligencia que advierte de los intentos de Irán por influir en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.
La relación entre Trump e Irán ha sido tensa desde su primer mandato, marcado por la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Teherán y el asesinato del comandante iraní Qassem Soleimani en 2020. Aunque Irán ha negado estar detrás de los recientes incidentes, la tensión sigue en aumento mientras se acercan las elecciones presidenciales.
