La toma de protesta de Donald Trump como presidente de Estados Unidos estuvo marcada por un gesto inesperado de Elon Musk, quien subió al escenario y realizó un saludo que ha desatado un torbellino de interpretaciones. Con la mano en el pecho, el magnate extendió el brazo en diagonal hacia arriba, con la palma hacia abajo. No una, sino dos veces.
Para algunos, fue un simple ademán sin importancia; para otros, una referencia inquietante al saludo nazi.
Un gesto, muchas interpretaciones
Las reacciones no se hicieron esperar. Mientras que algunos analistas defendieron a Musk alegando que solo replicaba el «saludo romano», otros lo vieron como una clara señal de conexión con la extrema derecha. La Liga Antidifamación, organismo que lucha contra el antisemitismo, inicialmente definía este gesto como «el más común entre supremacistas blancos», pero luego suavizó su postura asegurando que «parece un gesto torpe en un momento de entusiasmo».
Sin embargo, en Alemania la percepción fue muy distinta. El semanario Die Zeit fue tajante en su editorial: «Un saludo a Hitler es un saludo a Hitler es un saludo a Hitler». En el país europeo, los símbolos y gestos nazis están prohibidos, y el simple hecho de levantar el brazo de esta manera puede considerarse un delito. No sorprende, entonces, que activistas alemanes proyectaran una imagen de Musk con su gesto y la frase «Heil Tesla» en la fachada de la fábrica de la automotriz en Alemania.
Musk responde con desdén
Fiel a su estilo, Musk reaccionó en su plataforma X (antes Twitter) desestimando las críticas: «El ataque de ‘todos son Hitler’ está gastadísimo». Pero la controversia no se disipó. Andrea Stroppa, cercano colaborador del magnate, publicó en redes sociales: «El Imperio Romano ha vuelto, empezando por el saludo romano», aunque borró el mensaje poco después alegando que se había malinterpretado.
Un guiño a la extrema derecha europea
Musk no ha ocultado su cercanía con políticos de derecha en Europa. En la ceremonia estaban presentes figuras como Tino Chrupalla, líder del partido ultraderechista Alternativa para Alemania; la primera ministra italiana Giorgia Meloni, cuyo partido desciende del movimiento postfascista; Nigel Farage, del Partido Reformista británico; y Eric Zemmour, un extremista aún más radical que Marine Le Pen en Francia.
Para muchos, este contexto no es coincidencia. Die Zeit lo dijo sin rodeos: «Los neonazis y los radicales de derecha pueden interpretar el brazo derecho estirado como un gesto de confraternización y empoderamiento».
¿Saludo romano, torpeza o provocación calculada?
Si bien el «saludo romano» es ampliamente debatido en la historia, lo cierto es que no existen evidencias de que los antiguos romanos usaran este gesto. Su popularidad nació en el cine mudo y el teatro del siglo XIX, antes de ser adoptado por Benito Mussolini y posteriormente por Adolf Hitler. En Estados Unidos, incluso formó parte del «saludo Bellamy», un gesto usado por escolares hasta 1942, cuando fue descartado por su semejanza con el saludo nazi.
Pero en pleno 2025, con una extrema derecha en ascenso y un ambiente político volátil, el gesto de Musk adquiere una carga simbólica que no puede ignorarse.
¿Fue un desliz espontáneo o un mensaje intencional? Esa es la pregunta que sigue dividiendo al mundo.